Contar con un procurador que ofrece actuación nacional tiene beneficios que van más allá de la comodidad. Permite unificar gestiones, ahorrar en desplazamientos y garantizar que el estilo de trabajo sea coherente en todos los procedimientos, independientemente de la ciudad o comunidad autónoma en la que se tramiten.
Muchos despachos de abogados agradecen poder trabajar siempre con el mismo procurador, incluso cuando sus casos se reparten por diferentes sedes judiciales. Esto facilita la coordinación, evita duplicidades y permite establecer una relación de confianza a largo plazo.
Para el cliente final, significa menos intermediarios, una tramitación homogénea y la tranquilidad de saber que su caso está en manos de alguien que conoce tanto el procedimiento como la forma de actuar de juzgados en distintas regiones.